jueves, 16 de septiembre de 2010




Breves definiciones de la codependencia



La codependencia puede ser definida como una enfermedad, cuya característica principal es la falta de identidad propia. El codependiente pierde la conexión con lo que siente, necesita y desea. Si es dulce y agradable aunque no lo sienta, es porque busca aceptación. Cree que su valor como persona depende de la opinión de los demás. Da más importancia a los demás que a sí mismo. Se crea un yo falso, pues en realidad no está consciente de quién es y está tan desconectado de sus propios sentimientos, que asume la responsabilidad por las acciones de los demás. Se avergüenza por lo que hacen otras personas y toma las cosas de una manera personal. Invierte una enorme cantidad de energías en mantener una imagen o un estatus para impresionar porque su autoestima es muy baja, ya que depende del valor que los demás le otorgan.

La codependencia se origina en las familias disfuncionales y convierte a los miembros de esas familias en personas hiper-vigilantes. Al estar el ambiente familiar tan lleno de estrés debido a la violencia, la adicción al alcohol o a las drogas, las enfermedades emocionales de sus miembros etc; la persona codependiente enfoca su atención hacia su entorno para defenderse de algún peligro real o imaginario. El estado de alerta es una defensa de nuestros cuerpos, algo temporal que nos ayuda a defendernos en momentos de peligro. Pero cuando ese estado se vuelve crónico, la persona pierde el contacto con sus reacciones internas, ya que todo el tiempo su atencion está afuera de sí misma.

Los niños necesitan seguridad y tener modelos saludables para imitar, para poder entender sus propias sensaciones internas. También necesitan aprender a separar los sentimientos de los pensamientos y a generar autoestima ellos mismos desde su interior. Si el niño pierde el contacto con sus sentimientos, tratará de llenar sus necesidades con estímulos externos y se convertirá en un adulto codependiente.

Nota: Basado en informacion tomada del libro "Homecoming" de John Bradshaw.

Todo tipo de pseudo-amor es destructivo;
uno de ellos es la codependencia.

Cuando una persona vive su vida a través de los demás y a costa de sus legítimas necesidades, va más allá de lo que exige el verdadero amor. Se quema hasta el punto de no quedar ya nada de ella.

Parece un noble empeño ayudar a otras personas que se están autodestruyendo, como en el caso de las esposas o novias de los alcohólicos o adictos a la droga, al juego o al sexo. Sin embargo, olvidamos ayudar a los codependientes.

Todo amor que no produce paz, sino angustia o culpa, está contaminado de codependencia. Ese tipo de amor patológico, de obsesión, es sumamente destructivo. Al no producir paz interior ni crecimiento espiritual, no lleva a la felicidad.

La codependencia crea amargura, angustia, enojo y culpabilidad irracional. El fruto del amor debe ser la paz y la alegría. Si no es así, algo anda mal. Somos imagen y templo de Dios. No debemos albergar en nuestro corazón ni angustia ni ninguna otra emoción dañina.

La codependencia nace de un hambre malsana de amor, quizás provocada por un ambiente familiar en que uno no se sentía amado. Se puede tener un hambre tan desordenada de amor, que nos impida dejar una relación humana negativa.

El dolor en la codependencia es mayor que el amor que se recibe. Hay que tratar de mantener una relación sólo hasta donde debamos y podamos. Debemos procurar mantenernos en la línea del quinto mandamiento de la Ley de Dios. Si una relación humana resulta perjudicial para la salud física, moral o espiritual, hay que cortar. La misma Iglesia Católica permite la separación de los casados cuando la vida en común se hace intolerable.

Una de las características de la persona codependiente es que no confía en la otra persona a la que trata de influir. Esto lo demuestra persiguiéndola, tratando de controlarla, diciéndole lo que tiene que hacer, etc.

La sobreprotección, signo de codependencia, a veces nace de la situación de una madre que ha perdido a su esposo. Hay madres que usan a sus hijos para llenar un vacío.

El codependiente no sabe quién es, lo que siente, cuáles son sus necesidades; vive como un ser vacío.

El verdadero amor promueve el crecimiento mutuo. El fin de todo ser humano no e
s complacer siempre a otro o ser lo que el otro espera de uno, sino ser el reflejo de Dios para los demás: lo que Dios le creó para ser.

La codependencia aparenta ser amor, pero es egoísmo, mutua destrucción, miedo, control, relación condicionada: "Te amo si cambias"; "Si no haces lo que digo, te recrimino, te persigo, me siento tu víctima." En la codependencia hay una gran cantidad de manipulación. Es una relación descontrolada: hagamos todo lo que sea para que esa persona se acomode a mí.

En momentos de frustración, la codependencia es abusiva o de tremenda tolerancia del abuso. La persona codependiente permite tanto que no reconoce el abuso cuando lo sufre. Ha llegado a tener una autoestima tan baja, que ya no se da cuenta de que están abusando de ella.

El codependiente necesita dar continuamente para no sufrir culpabilidad, ansiedad, enojo, miedo, etc. Necesita dar, sentirse necesario para tener autoestima. Está dominado por sentimientos enfermizos y no por la razón.

El amor humano debe ajustarse a la razón. Los codependientes se dejan llevar solamente por sus sentimientos. Su autoestima depende del comportamiento o reacción de los demás.

El codependiente debe recibir ayuda profesional y espiritual. Debe amarse ordenadamente a sí mismo, atendiendo a sus necesidades básicas.

Nota: Estos apuntes son de la charla de la Dra. Doris Amaya, psicóloga en la práctica privada en Miami y experta en adicciones y codependencia. Dicha charla fue dada durante un retiro de la Arquidiócesis de Miami, que tuvo lugar en dicha ciudad febrero ll de l996.

"La codependencia es una condición específica que se caracteriza por una preocupación y una dependencia excesivas (emocional, social y a veces física), de una persona, lugar u objeto. Eventualmente el depender tanto de otra persona se convierte en una condición patológica que afecta al codependiente en sus relaciones con todas las demás personas.

"El codependiente tiene su propio estilo de vida y su modo de relacionarse con los demás debido a su baja autoestima. Se enfoca siempre en los demás y no en sí mismo. La persona codependiente no sabe divertirse porque toma la vida demasiado en serio. Se le dificulta llegar a tener intimidad con otras personas porque teme ser herida por ellas. Necesita desesperadamente la aprobación de los demás y por ello busca complacer a todo el mundo. Siente ansiedad cuando tiene que tomar decisiones porque teme equivocarse. Niega sus propios sentimientos."

(Extractado del libro "Choicemaking" de Sharon Wescheider Cruse.)
 

 


En todas las familias existe cierta disfuncionalidad en mayor o menor grado. Alrededor de 100 millones de personas en EE.UU. tienen problemas de codependencia. A menudo las personas codependientes han sido objeto de algún tipo de abuso físico o verbal, o sufrieron el abandono de uno de sus padres o de ambos, ya sea físico o emocional. El codependiente busca alivio en alguna adicción para "anestesiarse" ante su dolor. A veces lo hace a través de relaciones personales disfuncionales y muchas veces dañinas; o mediante adicciones al dinero, el sexo, la ira, las drogas, la bebida, etc. El codependiente está atado a lo que le sucedió en su familia de origen y se siente internamente torturado por ello, aunque la mayoría de las veces no se da cuenta de lo que le está sucediendo.

Cada uno de nosotros tenemos una necesidad innata de recibir amor. Los consejeros de la Clínica Minirth-Meier en California le llaman a esta necesidad "el tanque del amor". Al nacer el niño, ese tanque está vacío. Si los padres son personas emocionalmente sanas cuyos tanques de amor están llenos, pueden llenar el tanque de sus hijos y estos crecerán y se desarrollarán psicológicamente sanos. Sin embargo, si uno de los padres o ambos no tenían lleno su propio tanque, lo más probable es que el niño no reciba suficiente amor porque su padre o su madre no lo tuvieron para darlo. Esta falta de amor deja cicatrices en el alma de los niños que llevan a ciertos comportamientos disfuncionales en la adultez, tal como la codependencia. El codependiente no puede dar lo que no recibió, por lo tanto, la codependencia se convierte en un círculo vicioso que continúa de generación en generación si no se busca ayuda.

Los niños de familias disfuncionales crecieron sin haber escuchado mensajes importantes de sus padres tales como ; "eres muy inteligente", "estás haciendo un buen trabajo" o "gracias mi amor, agradezco mucho tu ayuda." Debido a ello al crecer se sienten abandonados, tienen baja autoestima y buscan la aprobación de otras personas para sentirse mejor consigo mismos. A veces su hambre de amor y aprobación son tan grandes al llegar a la adolescencia o la adultez, que están dispuestos a soportar cualquier cosa, con tal de recibir aunque solo sean "migajas" de cariño y atención.

Nota: Este escrito se basó en información obtenida del libro "Love is a Choice", de los doctores Robert Hemfelt, Frank Minirth y Paul Meier, psicólogos y/o psiquiatras de la Clínica Minirth Meier New Life Clinic (Tel: 1-800-NEW-LIFE), y/o de la Clínica Minirth (Tel: 1-214-669-1733).
 



Hay ciertos pasos que el codependiente debe tomar, para poder llegar a curarse. Lo primero es, por supuesto, reconocer que existe este problema. A veces los propios psiquiatras y psicólogos (sobre todo en Latinoamérica), no conocen los síntomas de esta enfermedad y no saben cómo tratarla. Existen varios libros traducidos del inglés que pueden ser útiles tanto a los profesionales como a los codependientes que acuden a ellos, tales como :

"Codependencia", por Melody Beattie. Este es el primer libro que deben leer las personas que sean codependientes y estén buscando ayuda (Atlántida/Promexa de México). Existen traducciones de otro excelente libro en inglés de la misma autora titulado "Codependent no more" tituladas "No seas más codependiente" y "No más codependencia". También están disponibles "El lenguaje del adiós" (meditaciones diarias para la recuperación del codependiente, de Editorial Patria, S.A. de C.V. Promexa ); "En busca del hogar interior" (EDAF) y "Guía de los doce pasos para codependientes" (PROMEXA).

"El lenguaje del adios", también por Melody Beattie. Estas son meditaciones diarias para la recuperación del codependiente. Lo publica Editorial Patria, S.A. de C.V. (Promexa) Renacimiento 180, Colonia San Juan Tlihuaca, Delegación Azcapotzalco, C.P. 02400, México, D.F.

En la sección "Libros que podrían serte útiles" se mencionan otros libros que también serán de gran ayuda a las personas codependientes y a los que les aconsejan.

Para el codependiente, el primer paso a tomar es comenzar a mirar hacia adentro. Es decir, reconocer que está sintiendo un dolor interior, el cual probablemente es lo que le ha llevado a la codependencia. Dicho dolor posiblemente proviene de daños emocionales y/o físicos que sufrió en su infancia o adolescencia.

El segundo paso es buscar ayuda profesional. Puede acudir a un psiquiatra, psicólogo, sacerdote, pastor, etc. Esta ayuda es muy importante para la recuperación, como también lo es, el unirse a un buen grupo de apoyo. El codependiente debe recibir consejería de ser posible todas las semanas durante el tiempo que determine el o la psiquiatra o psicólogo, para poder resistir la tentación de la adicción a personas, cosas o comportamientos indebidos. Sin embargo, debe recordar siempre que puede volver a caer en comportamientos codependientes aún despues de considerarse curado. Por ello es importante que trate de participar en un grupo de apoyo si todavía necesita esa ayuda y si es necesario, que vuelva a recibir psicoterapia.

El próximo paso que debe tomar el codependiente después de haber comenzado la consejería, es permitirse a sí mismo experimentar en toda su intensidad, el dolor que lleva adentro. A continuación debe comenzar a examinar las causas.

La primera reacción de las personas ante un hecho doloroso es la negación, pero el codependiente no puede curarse hasta que no salga de su negación. La segunda reacción ante el dolor es la ira, primero hacia los demás (las personas que le hirieron) y después hacia sí mismo por haberlo permitido. Finalmente llega el llanto, el cual es bueno para ayudarnos a sanar. Al ir progresando la terapia, poco a poco la persona va sintiendo menos dolor, hasta que en la mayoría de los casos con el tiempo, este desaparece totalmente.

Es imprescindible que la persona codependiente logre hacer buenas amistades y compartir con ellas de una manera sana. Ellas serán su más importante "grupo de apoyo", después de su familia. A veces es necesario romper con viejas amistades que perjudican o impiden la curación. En algunos casos también es necesario que un médico le recete medicinas al codependiente, sobre todo si se trata de un alcohólico o drogadicto.

Sin embargo, aunque todos estos pasos ya mencionados son imprescindibles para obtener la curación, el paso más importante es establecer una relación personal con Jesús. Sólo El puede curarnos por completo, llenar todas nuestras necesidades emocionales y espirituales, y darnos la paz "que sobrepasa todo entendimiento". La codependencia es un hambre espiritual que sólo Jesucristo puede calmar; un hueco en el alma, que sólo Dios puede llenar. Leer la Biblia diariamente, orar, ir a la iglesia y para los católicos recibir los sacramentos (especialmente la confesión y la comunión), constituyen la base principal de la curación.

Algo que también es de gran ayuda es colocar versos bíblicos favoritos en lugares visibles como el espejo, el refrigerador, etc.; para poder leerlos se sienta tentado, triste o deprimido. El codependiente necesita reprogramar su mente con cosas positivas y sanas y muy especialmente, recordar cuánto le ama Dios y lo mucho que vale como hijo de El. Leer el Salmo 8 por ejemplo, es una excelente manera de elevar la autoestima :

"Cuando veo el cielo que tú mismo hiciste, y la luna y las estrellas que pusiste en él, pienso : ¿Qué es el hombre? ¿Qué es el ser humano? ¿Por qué lo recuerdas y te preocupas por él? Pues lo hiciste casi como un dios, lo rodeaste de honor y dignidad, le diste autoridad sobre tus obras, lo pusiste por encima de todo..."

Y por último, el tener la determinación y la valentía de estar dispuesto a cambiar los patrones de comportamiento, es imprescindible para poder obtener la curación.

http://www.teologoresponde.com.ar/Adiccion_Sexual/Codependencia.htm


         El vínculo codependiente en los hombres

El presente trabajo abordará desde la perspectiva de la teoría psicoanalítica y de las configuraciones vinculares los dinamismos patológicos del vínculo que establece el hombre codependiente1 con su pareja. Intento describir como debido a déficit narcisísticos durante la infancia se estructura un yo débil, voluble y dependiente en estos hombres que complica sus posibilidades de relaciones sanas con las mujeres.
Los orígenes de los temas sobre "codependencia", se remontan a los años de 1950, cuando en la literatura sobre alcoholismo se hacía referencia a las esposas de estos enfermos, como "co-alcohólicas". Posteriormente, en los setentas, con la proliferación de las "dependencias a sustancias químicas" el término se transforma y a las personas vinculadas en el plano emocional a dichos adictos se les comenzó a nombrar "codependientes". (Crothers y Warren;1996).

Si bien es cierto, que el uso del término de codependencia o codependientes, se ha circunscrito al ámbito de las adicciones y más recientemente, a las dependencias relacionales dentro de las parejas, precisaría que: "el o la codependiente, es aquella persona que sufre de ansiedades, tristeza, enojo, confusión mental y trastornos psicosomáticos entre otros, debido a una fuerte dependencia emocional y vida conflictiva con el enfermo adicto. Ahora bien, el padecimiento se ha extendido ya que la codependencia abarca tanto a los que se relacionan con los que usan cualquier tipo de sustancia tóxica al organismo, como a los que se vinculan con personas que presentan algunas tendencias obsesiva -compulsivas al trabajo, al juego o a las compras, al sexo, ante la comida y/o que tienden a relacionarse con los "adictos" a las relaciones destructivas". (Castrellón, 2002).

Al respecto, poco se ha escrito en relación a la codependencia en hombres, haciéndose siempre el énfasis de este padecimiento en las mujeres. Ahora bien, tendría que mencionar que tanto a nivel de los tratamientos individuales como en los grupales, la atención a los hombres es menor debido a que el malestar psicológico en los hombres no está valido por cuestiones socioculturales y de género, y justamente, cuando estos se presentan a consulta, sufren por lo general, en algunas de sus facetas de lo que se ha dado en llamar "codependencia".

Según la literatura especializada sobresalen en las personas codependientes: 1- la presencia de disturbios emocionales expresados en fragilidad yoica, dependencia emocional y sentimientos de ansiedad, enojo y tristeza; 2- daño narcisístico reflejado en baja autoestima, sentimiento persistente de vacío, temor al abandono y fuerte necesidad de reconocimiento externo. Poseen también: 3- dificultades en las relaciones interpersonales por la dificultad en marcar límites, la aceptación de conductas destructivas y de maltrato físico y/o psicológico y por ser aferrados(as), celosos(as) y controladores(as). (Beattie, 1990; Cantú, 1995; Kalina, 1995; Crothers y Warren,1996).

Curiosamente, si tomamos en cuenta el párrafo anterior, a la consulta no llegan los hombres por fragilidad yoica, llegan por ser explosivos, distantes o egoístas con sus parejas. Ninguno osa, tan fácilmente como es el caso de las mujeres, de padecer con una baja autoestima, para nada- más si por el contrario, esgrimen desplantes de que todo marcha bien, poco sufren de vacíos emocionales ya que generalmente "se curan" la inseguridad y sus pesares a través de la prepotencia, la tendencias a la impulsividad, mediante la evasión con amigos, "el trabajo", el alcohol y la sexualización de los vínculos. A donde voy con estas observaciones, a que no se diagnostica y/o se trata tan fácilmente en la consulta con hombres, su codependencia.

Son múltiples los autores que encuentran en el seno familiar disfuncional, los factores determinantes que predisponen el desarrollo de la conducta o personalidad codependiente. (Cermak, 1986; Cooper, 1995; Irwin, 1995; Hinkin y Kahn, 1998). Cuenta en estas familias una niñez triste, enfermedad psicológica en los padres, fuertes y continuos traumas que incluyen abandono afectivo, separaciones múltiples, divorcio, maltrato físico, psicológico y abuso sexual en la familia, prácticas de crianza violentas y erráticas, problemas de uso de alcohol y drogas en sus miembros y familiares que ya padecen de y/o actúan los patrones codependientes. Asimismo frecuentemente hallamos padres violentos y distantes, madres abandonadoras y sometidas, hecho que hace que el niño(a) no tenga de donde "agarrarse" y/o nutrirse afectivamente.

Al respecto, Lyon y Greenberg (1991), Morgan (1991) y Melody (1989) citados por Crothers y Warren (1996) han reconocido en el concepto de "dependencia mórbida" planteado por K. Horney (1950) una temprana descripción de lo que en la actualidad es conceptualizado como codependencia. Horney identifica en los dependientes mórbidos, datos clínicos en donde describe que estos están "compelidos a una total entrega", poseen una intensa "ansia de encontrar unidad a través del fundirse con un compañero" y tienden a "perderse en el otro" (Horney, 1950, pág. 157). Aclara que conductualmente estos impulsos tienden a caracterizar la parasitación, las relaciones simbióticas, la autodestructividad y la necesidad de aprobación externa.

Horney teoriza que la dependencia mórbida se desarrolla en el niño como una defensa contra la influencia parental adversa que se expresa a través de la coerción, la impredecibilidad, la intimidación, actuaciones de dominación, sobreprotección y la indiferencia materna-paterna o ambas, condiciones estas que exacerban la inseguridad, el aislamiento y el miedo en el niño. Como resultado el niño sufre una pérdida en la habilidad para expresar sus deseos y la fortaleza interna para determinar su propia vida.

Cermak (1991a, 1991b) por su parte ha planteado una relación entre codependencia y el desarrollo del narcisismo (de la autoestima). De acuerdo a este autor, ambas la codependencia y el narcisismo surgen en la niñez temprana durante la fase simbiótica del desarrollo e impiden la progresión a la fase de separación- individuación (Mahler,1977). Ambos tipos de rasgos representan procesos de "espejeo" defectuosos: las personas narcisistas se relacionan buscando aspectos de ellos mismos en los otros. Los codependientes, también buscan relacionarse con otros para ser espejeados. En ese sentido el origen de la codependencia y el narcisismo involucran defectos en el espejeo, en este caso, por parte de los padres.

Más recientemente, Diamondstein (1994) plantea una similar línea de pensamiento en torno a la dependencia a las drogas, señalando que el origen de las mismas se genera por el efecto que tiene sobre la personalidad del sujeto los vínculos familiares enfermantes que se manifiestan en un déficit de narcisización, un vacío, en el cual el sujeto coloca la droga, destacando que en relación a la codependencia, acontece lo mismo, es decir, el codependiente presenta una similar deficiencia de narcisización, resultado de una historia familiar caótica y desorganizante, que se refleja en un profundo vacío emocional, el cual el codependiente trata de llenar con el adicto.

Haciendo una reflexión teórico-clínica en torno a la codependencia, tendríamos que por cuestiones de asignación de roles según los géneros y aspectos culturales, la codependencia en el hombre, se expresaría de diferente forma con respecto a las mujeres, por ejemplo y solo me referiré a dos conductas típicas, el rol de proveedor y las actuaciones de infidelidad en el hombre. Desde la perspectiva psicosocial a las mujeres que "sacan a sus casas e hijos adelante, que toleran a un hombre alcohólico o uno más medido, (pero adicto en el fondo, al trabajo o a las mujeres), autoritario e indiferente, se le ha llamado clínicamente, "mujeres codependientes".

Cuando el hombre saca adelante a la familia, padece una relación con una pareja adicta a las relaciones destructivas por colérica, tiene una que otra adicción "light" (tabaquismo, trabajadora obsesiva en el hogar o hacia afuera, adicta al juego y/o al café, y/o a la televisión, algo compradora compulsiva o comelona), no se le dice codependiente, sino que es un "buen proveedor".

En ese sentido, muchos hombres son utilizados y hasta explotados (como la codependiente) cuando se han vinculado con quienes se han posicionado en la filosofía de vida de que "el hombre es el proveedor", indicio de que hombres "muy proveedores", también pueden ser "muy codependientes". Así, muchos hombres en la actualidad, presionados psicológica y socialmente por el ideal masculino de protección y bienestar familiar, se acostumbran y se convencen de que "ellos son los que dan", cueste los que cueste (infartos al miocardio, trastornos gastrointestinales, insomnio, disfunciones sexuales, entre otras), y por ser "dependientes-activos" tienen dificultades para recibir y de invertir esta tendencia.

En esta misma línea de ideas, presentan una hepertolerancia al desgaste físico y emocional y tratando de ser "buenos", son "adictos al trabajo", "salvadores" de la empresa donde trabajan, son excelentes esposos, papás y extensivamente buenos hijos y hermanos, son los que mantienen a sus padres, suegros , algún hermano(a), sobrinos, a uno que otro cuñado y hasta a ahijados(as).

En el ámbito de la familia, los hombres codependiente suelen ser padres controladores y ver a sus hijos(as) como una extensión de ellos, por tanto se empecinan en querer decidir lo que es mejor para ellos(as) (que deben estudiar, como deben vestir, de quién se deben enamorar, con quién se deben relacionar). Como resultado de este tipo de crianza observamos posteriormente rebeldía adolescente, adultos inseguros y devaluados o coraje reprimido, el cual se puede manifestar en comportamientos auto destructivos, que muchas veces lleva a que el hijo(a) sea pasivo-dependiente, reedite patrones codependientes en su vida adulta o desarrolle un trastorno adictivo, y/o codependiente, entre otros padecimientos psicológicos.

Por otro lado, debido a sus rasgos pasivos y devaluados, cuando un hijo(as) está "activo(a)" en la adicción, al padre codependientes se le complica diferenciar su función paterna, de actitudes codependientes, por lo que en ocasiones confunden el rol de apoyo psicológico necesario, con sobreprotección, o se previenen de no caer en codependencia, descuidando (evitando) sus funciones. Así están: "los que no meten la mano" y los que "se hacen de la vista gorda" ante las adicciones, delegando toda la responsabilidad de la crianza en la madre u otros parientes cercanos.

Posteriormente, si la persona tiene mucho resentimiento debido a la sobreprotección de los padres, visualizará en su cónyuge a una persona que desea controlarlo, lo cual lo llevará a dificultades para la intimidad en la relación. Por otro lado, pueden apegarse también excesivamente a cualquier persona que les brinde amor, o lo que ellos piensan que puede ser el amor (por ejemplo: llamar por celular a la pareja unas 15 veces al día). Por otro lado, he visto personas irse al otro extremo, al no haber tenido amor llegan a temerle y viven la vida evitando involucrarse en relaciones sentimentales.

Según Puget (2001), "el ir siendo sujeto (sano, maduro y autónomo) proviene de un estar en un vínculo, habitando un espacio, adquiriendo nuevas características y cualidades al ser "dos". Ese proceso de "subjetivación", o sea, cuando hay espacio para la ajenidad y se tolera y acepta, esto se convierte en el elemento potenciador del vínculo". La fuerza de la función vinculante, es la que constituye la entidad vincular, la cual es promovida por el juego de las diferencias entre los miembros de la pareja, cosa que no ocurre en el vínculo codependiente.

Pasando al rubro de cómo se configura la infidelidad en los vínculos de pareja, pareciera que los hombres, desde sus historias de maltrato y abandono infantil, no están carentes de afecto, a ellos solo "les gana la hormona", sin embargo, frecuentemente relacionado a sus búsquedas de intimidad con la primera mujer que se les ponga enfrente, observamos un mero aferramiento y un ego hambriento de afecto, como es el caso de las mujeres codependientes ("ella me sedujo y yo me deje atrapar"), algunos disfrazan el asunto de su codependencia, diciendo que son: "hombres fáciles".

Ya en el matrimonio, buscan una cónyuge criticona o adoptan el rol de perseguidor y demandante de atenciones y fidelidad. También pueden apegarse a parejas que le manifiesten y demuestren, casi incondicionalmente, admiración u aprobación o sea que, se da un encuentro de narcisismos maltrechos, por necesidad de resarcir autoestimas vulneradas. Ahora bien, las dificultades que tiene el hombre codependiente de intimidad, de poder comprometerse con la pareja y tener la fortaleza de consolidar un proyecto creativo adulto, se debe a que el ideal de mujer para un hombre que es codependiente, es una mujer rescatadora, cosa que hace que estos hombres se desilusiones rápidamente de sus parejas y regresen con su amantes, con sus mamás o se protejan del compromiso a través del "donjuanismo".

En la clínica con las parejas evidenciamos igualmente en los vínculos codependientes, la presencia del imaginario "tú y yo somos uno", con la negación y desconocimiento de la "ajenidad del otro", "la diferencia" del cónyuge. La consecuente patología, es generadora de insatisfacción en las parejas, aún siendo estas funcionales en muchos aspectos, sumergiéndose estas en el reproche "por que el otro tiene vida privada", gestándose vivencias de atrapamiento, miedo al estar solo y de empobrecimiento vincular debido a necesidades de sometimiento y control en uno y las vivencias del abuso, por parte del otro.

Desde esta perspectiva vincular actual, encontramos que como menciona Castoriadis (2000) impera un "imaginario radical", expresado en la necesidad de la pareja unida (a ultranza "hasta que la muerte los separe"), representada en la poesía, en los medios masivos de comunicación (novelas y revistas) y en la música romántica, la cual ofrece un discurso y modelo que exalta la identificación, la idealización, la completud y la complementariedad. No hay espacio mental para el reconocimiento y menos para la aceptación y procesamiento de la diferencia y la ajenidad. De allí, las grandes ansiedades y dificultades para la terminación de estos vínculos o las conductas fallidas de control, búsqueda y/o expresión de amor a través de los celos. Solo como un ejemplo, salgamos al rato y escuchemos las canciones: "Miedo" de Pepe Aguilar, "Lloro" de Sin Bandera, "Una vez nada más" de O.V., y "Contigo hasta morir" de Jair y estos cantantes tocaran con su estribillo lastimero los "huesos" de la codependencia en el hombre.

En consulta, el vínculo codependiente patológico dificulta la toma de conciencia en los miembros de la pareja en cuanto al deterioro y el pronóstico pobre sobre su situación. Al explorar más detenidamente estas resistencias, a menudo se encuentra que buscan soluciones rápidas y cambios en el afuera; no se adhieren al tratamiento, ni siguen las indicaciones psicológicas, adoptando comúnmente actitudes de manipulación a través de cuadros psicosomático (en este grupo están los codependientes cardiacos-infartosos a la primera de cambio, los diabéticos-comatosos, débiles pero controladores y los nerviosos, pero obstinados y agresivos a fin de que no se aborde la simbiosis patológica (su codependencia), no se toquen las fallas caracteriales expresadas en incomunicación, agresión física y verbal, actos de infidelidad, atentado a las normas familiares, pérdida de los límites y la autoridad, entre otros.
Existen también los trastornos duales en los codependientes y un subtipo clínico sociopático caracterizado por parasitismo, búsqueda de sensaciones a través de las drogas, el juego y las mujeres, manipulación sistemática, egoísmo y egocentrismo, que se expresa a través de la violencia doméstica al instaurar un aislamiento social progresivo hacia la pareja, intimidación y/o coerción económica hacia la pareja.
Algo que es importante destacar dentro de la atención al codependiente , es el hecho de que la comprensión del problema por parte del afectado no equivale a querer solucionarlo, ya que lo que determina el vínculo es la indolencia en estas personas. La actitud indolente es clave, como también el pensamiento mágico (omnipotente) que los escuda del dolor, ya que al sujeto parece no dolerle o importarle el sufrimiento al existir una fuerte negación del problema, un mecanismo irracional o racionalizador para justificar su comportamiento ("se que esta relación está mal, pero no la puedo dejar y prefiero seguir con ella"). También existe una fuerte tendencia a repetir los mismos esquemas vinculares con sucesivas parejas, sobresaliendo una especie de fobia a la autonomía (Sirvent, 2001) y la compulsión a la repetición de Freud, en estos hombres.
En tratamiento, muestran una actitud dependiente hacia el terapeuta a través de la postura del "dígame doctor", situación que expresa una frecuente tendencia en los codependientes a abandonar el rol paternal en los terapeutas, las instituciones, en los "padrinos"(*) o en el resto de la familia codependiente (abuelos, tíos, hermanos, etc.). Abandonan también los tratamientos porque esperan cambios rápidos, casi mágicos y debido a que se mantienen en la indolencia de pronto en la contratransferencia provocan en los terapeutas impotencia, y hasta indiferencia en muchos casos, situación ante la cual el terapeuta debe estar muy atento para darle el manejo adecuado.

*Trabajo leído en el XVI Congreso de la Federación Latinoamericana de Psicoterapia Analítica de grupo. (FLAPAG.) y X Congreso de la Asociación Mexicana de Psicoterapia Analítica de Grupo (AMPAG.). 11-14/Noviembre/2004, Guadalajara, Jal., México. Dirección: Ave. Amores # 703-2 Col. del Valle. C.P. 03100. México D.F.. Tel. 5536 2614. e-mail: jcastrellon@gruporeflexion.com.mx

1 Codependiente: el prefijo "co" se entiende como el "estar al lado", se refiere a alguien que está junto, que está ayudando. Habría que destacar que la persona que está al lado "ayudando", de hecho, a lo que ayuda es a prolongar el padecimiento del "dependiente" a sustancias tóxicas al organismo.

¿Qué es Codependencia?
Por Robert Burney
Existen una variedad de formas para describir la condición de codependencia. Aquí hay algunas:
La Codependencia es:en su centro, una relación disfuncional con el ser. No sabemos como Amarnos en formas saludables, porque nuestros padres no sabían como Amarse a sí mismos. Fuimos educados en sociedades basadas en la vergüenza, que nos enseñaron que hay algo malo en el ser humano. Los mensajes que obtuvimos generalmente incluían que había algo malo: en cometer errores; en no ser perfectos; en ser sexuales; en ser emocionales; en ser demasiado gordos, o demasiado flacos, o altos, o muy bajos, o muy lo que sea. Como niños se nos enseñó a determinar nuestro valor en comparación con los otros. Si éramos más listos que, más guapos que, teníamos mejores notas que, éramos más rápidos que, etc., entonces éramos validados y obtuvimos el mensaje de que éramos dignos y valiosos. En una sociedad codependiente todos tienen que tener a alguien a quien ver hacia abajo, con el fin de sentirse bien consigo mismos. Y, a la inversa, siempre hay alguien con quien compararnos que nos hace sentir que no somos lo suficientemente buenos.
La Codependencia podría:ser llamada más acertadamente dependencia externa o hacia fuera. Esta condición de codependencia tiene que ver con entregar el poder de nuestra autoestima a fuentes, agencias o manifestaciones externas. Se nos enseñó a ver hacia fuera de nuestros seres, a la gente, lugares y cosas - al dinero, la propiedad y el prestigio, para determinar si valemos. Esto nos hace poner dioses falsos ante nosotros. Hacemos del dinero, o del logro, o de la popularidad, o las posesiones materiales, o del matrimonio "correcto", el poder superior que determina si tenemos valía.
Obtenemos nuestra autodefinición y nuestra autovalía de manifestaciones externas, por lo que la apariencia, o el talento, o la inteligencia se convierten en el poder superior que buscamos para determinar si valemos.
Todas las condiciones externas son temporales y podrían cambiar en un momento. Si hacemos de una condición temporal nuestro poder superior, nos estamos situando como una víctima y en ciega devoción a ese poder superior proseguimos, generalmente hacemos víctima a otras personas en nuestra forma de probar que somos valiosos.
(Yo creo que todos somos UNO. Que todos tenemos igual valor como Seres Espirituales, como hijos e hijas de Dios-Fuerza, Diosa-Energía, Gran Espíritu, no debido a ninguna manifestación o condición externa.)
La Codependencia es:

una forma viciosa particular del síndrome del estrés retardado. En lugar de ser traumatizados en un país extraño, en contra de un enemigo identificado durante una guerra, como lo están los soldados que tienen estrés retardado, somos traumatizados en nuestros santuarios por las personas que más amamos. En lugar de haber experimentado ese trauma durante un año o dos como un soldado, lo experimentamos en bases diarias durante 16, 17 o 18 años. Un soldado tiene que desconectarse emocionalmente con el fin de sobrevivir en una zona de guerra. Nosotros tuvimos que desconectarnos emocionalmente porque estuvimos rodeados por adultos que eran lisiados emocionales de uno u otro tipo.
La Codependencia es:

un sistema de defensa emocional y de comportamiento disfuncional. Cuando una sociedad es emocionalmente deshonesta, las personas de esa sociedad son empujadas a ser emocionalmente disfuncionales. En esta sociedad, ser emocional es descrito como desmoronarse, perderse, romperse en pedazos, etc. (Otras culturas son más permisivas para ser emocionales, pero entonces las emociones son generalmente expresadas en formas que están fuera de equilibrio, hasta el extremo de dejar que las emociones controlen. La meta es el equilibrio entre lo emocional y lo mental, entre lo intuitivo y lo racional.)
Tradicionalmente en esta sociedad, se le ha enseñado al hombre que la ira es la única emoción aceptable para que un hombre la exprese, mientras que a la mujer se le enseña que no es aceptable para ellas estar enojadas. Si no está bien adueñarnos de todas nuestras emociones, entonces no podemos saber quienes somos como seres emocionales. [También tradicionalmente, a las mujeres se les enseña a ser codependientes, a establecer su autodefinición (incluyendo sus nombres) y su autovalor, de sus relaciones con el hombre, mientras que al hombre se le enseña a ser codependiente en su trabajo, carrera y habilidad para producir y desde su supuesta superioridad sobre la mujer.]
La Codependencia es:

una enfermedad en la que se pierde al ser. Si no somos validados y afirmados por quienes somos en la niñez, entonces no creemos que seamos valiosos o dignos de ser amados. Generalmente somos validados y afirmados por un padre y menospreciados por el otro. Cuando el padre que es "amoroso" no nos protege, o no se protege, del padre que es abusivo, es una traición que produce una baja autoestima, porque la afirmación que recibimos fue invalidada justo en nuestra propia casa. Y ser afirmado por ser quienes somos es muy distinto a ser afirmados por lo que nuestros padres querían que fuéramos, si ellos no podían verse a sí mismos claramente, entonces con certeza no podían vernos claramente a nosotros. Con el fin de sobrevivir, el niño adaptará cualquier comportamiento que funcione mejor, que le ayude a satisfacer sus necesidades de supervivencia. Crecemos entonces como adultos que no se conocen y siguen bailando la danza que aprendieron como niños.
Una relación disfuncional es aquella que no funciona para hacernos felices.
La Codependencia es tener una relación disfuncional con el ser. Con nuestros propios cuerpos, mentes, emociones y espíritus. Con nuestro propio género y sexualidad. Con el hecho de que somos humanos. Debido a que tenemos relaciones disfuncionales internamente, tenemos relaciones disfuncionales externamente. Tratamos de llenar el hueco que sentimos dentro de nuestro ser con algo o alguien fuera de nosotros, esto no funciona.
Codependencia Definida
¡La Codependencia es tener relaciones disfuncionales con el ser!
Con nuestros propios cuerpos, mentes, emociones y espíritus.
Con nuestro propio género y sexualidad.
Con nuestra humanidad.
Debido a que tenemos relaciones disfuncionales internamente, tenemos relaciones disfuncionales externamente.
"De hecho el termino "Codependencia" es inadecuado y es un término de alguna forma engañoso para el fenómeno que describo. Un término más adecuado sería algo como dependencia externa o dependencia hacia fuera."
"El punto que estoy planteando es que nuestra comprensión de la Codependencia ha evolucionado hasta darnos cuenta que no solo tiene que ver con algunas familias disfuncionales, sino que nuestros mismos modelos, nuestros prototipos, son disfuncionales. Nuestros conceptos culturales tradicionales de lo que es el hombre, de lo que es la mujer, están torcidos, distorsionados, son estereotipos casi cómicamente exagerados de lo que es realmente lo masculino y lo femenino."
"La Codependencia tiene que ver con los aspectos medulares del dilema humano. La Codependencia ha crecido desde la causa de la surgen todos los síntomas. Esa causa es una enfermedad Espiritual. No ser capaz de estar en equilibrio, en armonía con el universo. Todas las otras enfermedades, físicas, emocionales, mentales, surgen o son causa de una enfermedad Espiritual… ¡La condición humana es un síntoma! ¡La naturaleza humana, como la comprendemos, es un síntoma! La condición humana no es el resultado de los defectos en la naturaleza humana. Ambos son efectos. La condición de Codependencia, que como dije podría ser descrita más acertadamente como una dependencia hacia lo externo, ¡es la condición humana como la hemos heredado!"
Una Definición de Codependencia
La Codependencia es una enfermedad primaria, progresiva, crónica, fatal y tratable, que se origina al ser educados en un ambiente emocionalmente deshonesto y Espiritualmente hostil. El ambiente primario es el sistema familiar, que es parte de una sociedad más grande deshonesta y disfuncional, que a su vez forma parte de una civilización que está basada en falsas creencias sobre la naturaleza y el propósito del ser humano.
La Codependencia se caracteriza por la dependencia en fuentes externas para conseguir valor propio y autodefinición. Esta dependencia hacia lo externo, combinada con heridas emocionales no sanadas de la niñez, que se reactivan cuando se aprieta algún "botón" emocional, provocan que el Codependiente viva la vida en reacción, entregando el poder de su autoestima a fuentes externas.
"Tradicionalmente en esta sociedad, se le ha enseñado a las mujeres a ser codependientes, a obtener su poder y autovaloración, de sus relaciones con los hombres, mientras que a los hombres se les ha enseñado a ser codependientes de su éxito, carrera o trabajo. Esto ha cambiado un poco en los últimos veinte o treinta años, pero todavía es parte de la razón por la que las mujeres tienen una mayor tendencia a vender sus almas en las relaciones que los hombres. La Codependencia no es más que entregarle nuestro poder a influencias externas sobre nuestra autoestima. Todo lo que está fuera del "ser", ya sean personas, lugares o cosas o nuestra propia apariencia externa, tienen que ver con el fortalecimiento del ego, no con el valor propio. Todos tenemos un valor Divino igual, porque somos seres Espirituales trascendentes que son parte de la UNICIDAD que es el Gran Espíritu o la Fuerza de Dios, no por alguna cosa fuera de nosotros."
(De la Columna "Relaciones y Día de San Valentín" por Robert Burney)
"La Codependencia y la interdependencia son dos dinámicas muy diferentes. La Codependencia tiene que ver con entregar el poder de nuestra autoestima. Obtener nuestra autodefinición y autovalía de fuentes externas es disfuncional, porque le entregamos el poder sobre cómo nos sentimos, a las personas y las fuerzas que no podemos controlar. Cada vez que le entregamos el poder de nuestra autoestima a algo fuera de nosotros, estamos convirtiendo a esa persona o cosa en nuestro poder superior. Estamos adorando dioses falsos. Si mi autoestima está basada en personas, lugares y cosas; dinero, propiedades y prestigio; apariencia, talento, inteligencia; entonces estoy programado para ser una víctima. Las personas no harán siempre lo que yo espero de ellas; las propiedades pueden ser destruidas por un terremoto, una inundación o fuego; el dinero puede desaparecer en el mercado de valores o en una mala inversión; la apariencia cambia conforme envejecemos. Todo cambia. Todas las condiciones externas son temporales."
(De la Columna "Codependencia e Interdependencia" por Robert Burney)
"Esta danza de Codependencia es una danza de relaciones disfuncionales - de relaciones que no funcionan para satisfacer nuestras necesidades. Esto no solo tiene que ver con relaciones románticas o relaciones familiares, ni con relaciones humanas en general. El hecho de que la disfunción exista en nuestras relaciones románticas, familiares y humanas, es un síntoma de la disfunción que existe en nuestra relación con la vida, con ser un humano. Es un síntoma de la disfunción que existe en nuestra relación con nosotros mismos como seres humanos."
"La danza que aprendemos como niños, la represión y la distorsión de nuestro proceso emocional, en reacción a las actitudes y patrones de comportamiento que adoptamos para sobrevivir en un ambiente emocionalmente represivo y Espiritualmente hostil, es la danza que seguimos bailando como adultos. Somos empujados por energía emocional reprimida. Vivimos la vida en reacción a las heridas emocionales de la niñez. Seguimos intentando obtener la atención y el afecto sanos, el amor y el cuidado sanos, la validación, el respeto y la afirmación, que no obtuvimos como niños. Esta danza disfuncional es la Codependencia. Es el Síndrome del Niño Adulto. Es el son que han estado bailando los humanos durante miles de años. Ciclos viciosos y autoperpetuados de comportamiento autodestructivo."
"La forma como funciona el sistema de defensa emocional que es la Codependencia, es que continuamos repitiendo nuestros patrones con el fin de reforzar la creencia de que no es seguro confiar. No es seguro confiar en nosotros mismos o en este proceso que llamamos vida. La Codependencia hace esto para protegernos. Porque no fue seguro para nosotros confiar en nuestros propios sentimientos, sensaciones y percepciones, como niños nuestros egos decidieron que nunca era seguro confiar. La Codependencia es una sistema de defensa emocional y de comportamiento, que fue adoptado por nuestros egos con el fin de satisfacer nuestra necesidad de sobrevivir como niños. Como no teníamos herramientas para reprogramar a nuestros egos y curar nuestras heridas emocionales (nuestra aflicción culturalmente aprobada, nuestros ritos de entrenamiento e iniciación, los modelos sanos, etc.) el efecto es que como un adulto, seguimos reaccionando a la programación de nuestra infancia y no satisfacemos nuestras necesidades, nuestras necesidades emocionales, mentales, Espirituales o físicas. La Codependencia nos permite sobrevivir físicamente pero nos sentimos vacíos y muertos por dentro. La Codependencia es un sistema de defensa que nos hace herirnos a nosotros mismos…
Debido a las condiciones planetarias, el ego humano desarrolló una creencia en la separación - que fue lo que hizo posible la violencia y causó la condición humana como la heredamos. El reflejo de esa condición humana a nivel individual es la enfermedad de la Codependencia. La Codependencia es causada por el ego al ser traumatizado y programado en la temprana infancia, por lo que nuestras relaciones con nosotros mismos y con Dios son disfuncionales, esto es, no sirven para ayudarnos a acceder a la Verdad de la UNICIDAD y el Amor. Es a través de la curación de nuestra relación con nosotros mismos que abrimos nuestro canal interno y comenzamos a sintonizarnos dentro de la Verdad."
Robert Burney, el autor de "Codependence: The Dance of Wounded Souls" ("Codependiencia, la Danza de las Almas Heridas") es un maestro Espiritual, consejero de Codependencia y terapeuta de aflicción. El ha desarrollado un enfoque innovador y poderoso del aspecto emocional y la curación del niño interior, que lo ayudó a integrar el conocimiento intelectual y la Verdad Espiritual dentro de su relación emocional con la vida, en una forma que le permitió cambiar su experiencia de vida de un infierno de sufrimiento emocional, hacia una aventura que es emocionante y gozosa la mayor parte del tiempo
http://www.reskarendaya.com/articulos/robur01.htm

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